viernes, 7 de agosto de 2009

Del paralelismo entre lo micro y lo macro



El viento siempre trae noticias de tierras lejanas
murmuros del silencio apenas perceptibles
heridas producidas por el sable
llegan a mi como cicatrices en el viento.

En lo alto de aquella pirámide
el viento también me trae atisbos de tu olor
del olor de cada amante olvidada
en los recuerdos perdidos del eterno presente.

El tiempo es uno, como una chispa
que no se detiene y se aferra al cigarrillo.
El tiempo es uno, como el grito
que suelto mientras me libero de el.

La pirámide continua erosionándose
el viento contando cuentos, llevando consigo
lagrimas y gozos, renovando historias,
la selva al frente devorando todo en lo que creí creer.

¿Recuerdas? La sensación en tus pies de la tierra,
cuando lentamente te acercaste
y me dijiste al oído que tu morirías primero,
era una tarde con luna, tus besos a miel sabían.

Esa sensación, la tierra, los pasos,
la selva imponiéndose ante mi,
los miles de ojos de la selva,
camino sin miedo, orgulloso, ahora comprendo.

La selva, yo y una navaja
babilonia y sus destellos de bestialidad
son recuerdos de paz, los miles de ojos,
yo desnudo y una navaja, la selva.

El viento siempre trae noticias de tierras lejanas,
murmuros apenas perceptibles del silencio,
sueños que asumí como un segundo cuerpo,
un primer hogar. Oniria. En tus sueños siempre soy real.

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