sábado, 10 de octubre de 2009

Tan nauseabundo como bello.

El poeta revela su alma,
su deber es no esperar nada,
su obra es una chispa eterna,
en busca de mechas.

El poeta desnudo y erguido,
recuerda lo que es ser humano,
a la espera de poder ser espejo,
de un alma a distancia.

Avanza dejando rastros de carne,
de nada y de todo a la vez,
un rastro multicolor
tan nauseabundo como bello.

Así es su rastro, como la vida,
pujante a la trasformación,
por medio de la reflexión,
de la comprensión de las fuerzas del alma.

Fuerzas que gritan y gritan,
a través de cada movimiento,
de cada silaba estructurada
en la realidad social.

La lengua del poeta tiembla,
con cada verso que suelta,
pues su misión esta en ser sincero,
su verso es sangre ofrenda al escucha.

Así el se desangra hasta el fín,
quedando tras de si
un rastro multicolor
tan nauseabundo como bello.

Su vida es este correr de sangre,
y ese eterno grito que clama
por justicia, igualdad y amor,
tan nauseabundo como bello.